Schengen - Capítulo 1 - PRESENTE - Castra Servilia - Club Deportivo

Publicada el: 26/02/2013
Narrativa , Escritura , Schengen , Narrativa Hipertextual , Capítulo 1

 

PRESENTE.


A las nueve de la mañana, cuando las calles eran un bullicio de vida y actividad, el centro presentaba una esencia singular; el ruido de las persianas metálicas al levantarse rompiendo la mudez nocturna, el aroma a pan tostado de las cafeterías, la bocina del colegio llamando a los párvulos a clase, los saludos repetidos entre ajenos que comparten camino... Hoy, apenas quedan recuerdos figurados en las fachadas abandonadas; y si un desorientado viandante caminara por su bulevar sólo acertaría a escuchar el triste eco de sus pasos. Daría igual hacia donde mirara; el tiempo, en su batalla paciente gana caóticamente la deserción de la existencia. Locales en venta, patios invadidos por la maleza, el mobiliario urbano completamente deteriorado, y el olor, ese característico olor a cerrado.

 

Doresta pasó en tres años de ser ejemplo de prosperidad a ciudad fantasma: 67% de paro juvenil -59% considerando todas las edades-, cinco urbanizaciones del extrarradio despobladas, con sus estructuras esqueléticas al aire, un muerdo a la montaña recuerdo de las extracciones de áridos para la construcción, kilómetros de circunvalación sin conectar a la ciudad, fábricas sin producción, parques sin niños, oficinas sin trabajadores. Y el otrora orgullo de la urbe: los ECCE; los Estudios Cinematográficos y Cultura Experimental, tres edificios ovales que designarían tres ambientes distintos: Espacio Historia, Espacio Terrenal y Espacio Lunar, junto a diez almacenes diáfanos para los escenarios y atrezo; todos vacíos. Los ECCE debían abanderar la vanguardia intelectual de la zona, y sin embargo, jamás conocieron el sonido de una claqueta ni el peso del cartón piedra. Noventa y siete millones de euros, en primer presupuesto, finalmente doscientos trece millones de despilfarro público; fríos números, ego sarcástico.

 

 

El hielo ya estaba casi derretido dentro del café. Pablo volvía a llegar tarde y Rubén no había podido evitar sentarse dentro del bar y pedir su taza de café solo con hielo, pero por educación había decidido esperar a su amigo. Sin embargo, Pablo volvía a hacer gala de su impuntualidad y Rubén detestaba tomarse el café aguado. Por fin, la puerta del bar se abrió y el joven Pablo, licenciado en historia hacía un par de años, con una nota bastante mediocre, según su padre, entró dejando el calor estival de los últimos días de junio al otro lado de la entrada.

 

- Este tiempo es imposible, Rubén, te lo digo en serio, hacía años que no pasaba tanto calor en Doresta.

 

- Exageras, como siempre. Anda, cuéntame eso tan importante que tienes que decirme, me tienes intrigado. Pero date prisa, me están esperando en casa; desde que mi padre se ha quedado en paro no hace otra cosa más que hacer chapuzas y tiene a mi madre loca, porque ahora quiere arreglar las estanterías del salón y ella dice que no hay dinero para eso. Bueno, no hay dinero para nada, ya lo sabes.

- Sí, lo de siempre. En mi casa cada vez las cosas están peor. Mi padre no para de exigir, se queja todo el día porque no tengo trabajo, pero luego él se gasta el dinero en las tragaperras. No aguanto más, por eso quería hablar contigo.

- No esperes que yo te ayude a encontrar trabajo. Estamos en las mismas los dos, llevo casi tres años sin pisar una obra y...

 

- Sí, lo sé -Pablo lo interrumpió con impaciencia-. Ya está bien, ¿no crees, Rubén? Yo no puedo estar pateándome todas las calles de Doresta por la mañana echando currículum, y estudiando unas oposiciones que no salen... Me voy de aquí y quiero que te vengas conmigo. Nos vamos a recorrer Europa, vamos a buscar trabajo, un gran trabajo.

 

 Rubén rompió a reír a carcajadas. Toda la clientela del bar se quedó mirándolo, hacía tiempo que nadie demostraba tanta alegría por aquellos lugares. En aquel barrio, lleno de obreros como eran Rubén y su padre, la mitad de los habitantes estaba en paro. Cuando por fin pudo volver a su estado serio de siempre, dijo:

 

- Estás loco. ¿Cómo me voy a ir de casa, ahora? Además, ¿quién te dice que vayamos a encontrar trabajo fuera? ¿A dónde vamos a ir? Tú, un titulado que no ha trabajado en su vida, y yo que no sé hacer otra cosa que poner ladrillos...

- Por eso mismo, necesitamos una oportunidad, y está claro que aquí no la vamos a encontrar. Yo estoy dispuesto a trabajar de cualquier cosa y tú también. ¡Despierta, joder! He estado mirando en internet y he encontrado una oferta de tren para Burdeos, dentro de tres días. Nos vamos a la vendimia y después ya veremos...

 

...

 

En la oscuridad de su habitación, con los sempiternos cascos puestos pero enfrascado en su interior, Rubén yace sobre la cama. En los auriculares suena Tom Waits, si cabe, más roto que de costumbre.

There are things I've done I can't erase

I want to look in the mirror see another face

I said, "never", but I'm doing it again

I wanna walk away, start over again

 

 

Duda de la decisión que tomó. Casi está convencido que no puede salir bien. Cuántos como ellos no lo hicieron antes, y fallaron.

There's a winner in every place

There's a heart that's beating in every page

The beginning of it starts at the end

When it's time to walk away and start over again

 

 Sin embargo, Pablo siempre consigue embaucarle; desde niños. De acuerdo que lleva más de dos años sin trabajar, consumiéndose como la ciudad. De acuerdo que el futuro en Doresta es peor que negro. De acuerdo que necesita huir de las broncas diarias con sus padres. Pero…

I left my bible by the side of the road

Carve my initials in an old dead tree

I'm going away but I'm going to be back when

It's time to walk away and start over again

  

Le ha convencido para emprender un viaje a ciegas hasta Burdeos, sin mayor ayuda que una carta de recomendación de un conocido para trabajar en la vendimia. Los dos, solos. Él, sin estudios. El otro, un cabra loca sin experiencia. No obstante, si estirara el brazo hasta la mesilla, tocaría el billete de tren comprado.

Gotta walk away, gotta walk away, gotta walk away

Just wanna walk away yeah, wanna walk away and start over again

Wanna walk away, wanna walk away, wanna walk away

 

 

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Queridos lectores, el viaje ha comenzado. ¿Qué deciden?

A. Nuestros chicos llegan a Burdeos, o

B. Pablo, en su ansiedad, confunde el tren y toman otro destino.

 

 

 

 

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