La red de volley -Capítulo 4- - Castra Servilia - Club Deportivo

Publicada el: 22/02/2012
Narrativa , Escritura , La red de Volley , Narrativa Hipertextual , Capítulo 4

 

En capítulos anteriores..

 Capítulo 1.

 Capítulo 2.

 Capítulo 3.

 

CAPÍTULO 4

 

 

CONFIDENCIAS Y DECISIONES.

 

Durante el minuto que apenas duró el trayecto en el ascensor, no cruzaron palabra. El silencio sólo se interrumpió al abrir la puerta de su apartamento y a Lucía no le dio tiempo siquiera a dejar las llaves en el recibidor cuando ya estaba a horcajadas apoyada en las caderas de Fran, sostenida en el aire contra la pared, agarrada a su cuello, mirándole directamente a los ojos. Comenzaron a desvestirse sin pausa, con el torpe deseo encendido de dedos noveles tanteando las curvas.

 

Él inspiró con fuerza el olor por entre la melena de Lucía, susurrando caricias a su oído; mordiéndola suavemente. Casi rasgó las ropas al quitarlas hasta que averiguó cómo desabrochar el sujetador -Y se paró un breve instante a contemplarla desnuda- Mimó con fruición sus pechos sonrosados y erectos por el frío y los nervios, recorrió su costado raspando la piel con su barba del final del día y la atrajo hacia sí en un abrazo íntimo que correspondió con un largo beso.

 

Ella sólo acertó a pensar que ya no iban a cenar, o quizás sí, pero de otra forma.

 

 

- Almu, buenos días. 

- Serán para ti, chica, que son las doce de la mañana.¿Has descansado? –su amiga, percibiendo por el móvil el tono de voz fatigado, falló al imaginar las razones del desvelo-.

- No mucho.

- ¿Y eso? –continuó- No le des más vueltas al asunto. Ya sabes que la Piña –mote que habían puesto a Anselma por sus pelos cortos peinados en picos- tiene esas salidas de vez en cuando. Una forma de llamar la atención.

- No, no. Si no me había vuelto a acordar.

- ¿Entonces? –dudó-

- Anoche, cuando llegué a casa desde el entrenamiento, Fran estaba esperándome en el portal. Empezamos a hablar, y una cosa llevó a la otra.

- ¡Joder! ¡Tú sí que sabes ahogar las penas! –y entre las risas de ambas, consiguió preguntar- ¿Y qué tal?

- Me duelen las piernas.

- ¡Qué bruta eres! –y muda le cuestionó- ¿¡Sigue ahí contigo!?

- No, no.Se debió marchar temprano porque ni me he enterado ni me ha despertado. Sólo me ha dejado en la almohada un cordón de cuero con un cascabel que él llevaba al cuello.

- ¡Vaya con el gatito ingenuo!

- Sí… Anoche parecía otra persona… Otro… No sé, distinto.

 

 

Cogió el brik de zumo y encendió el portátil. Un largo correo de Tomás con el boceto de una imagen. Era la primera comunicación que tenían desde que ella no respondió a su llamada. Había intentado contactar varias veces, incluso tenía preparada una excusa, pero sus intentos fueron estériles. El vestuario comenzaba a interrogar por las “ideas” que prometió a mediados de verano y que aún no conocían: el dinero, al final siempre es el dinero. Ahora, no le gustó ni lo que leía, ni obviamente, lo que veía. Ya no le quedaban ganas de reír.

 

 

 

¿Qué decide la #aficióncastrense?

A) Intenta solucionar por su cuenta el asunto

B) Reúne al grupo y expone el caso

C) Desestima el correo con el grave perjuicio

 

 

 

 
 
 
 
         

 

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